- El techo de cristal ¿se puede
cuantificar?
- Sí, en la medida en que se pueden ver, y el
informe lo pone de manifiesto, las diferencias que hay por ejemplo,
en la incorporación de la mujer a los órganos directivos de los
diferentes organismos. En el sector público existe una igualdad de
hombres y mujeres en los altos cargos de la Administración, pero no
es así en el sector privado. Por ejemplo, sólo hay una directiva
entre las empresas que cotizan en el Ibex 35; en los tribunales
superiores de justicia se da un porcentaje de mujeres muy bajo
aunque haya más jueces féminas; hay más licenciadas en las
universidades pero sólo una rectora y las mujeres apenas tienen
presencia en los escalones superiores de las facultades, o sólo son
el 18% de los altos cargos de medios de comunicación. El techo de
cristal está ahí.
- ¿Cómo se realiza y en qué consiste este
informe?
- Se trata de ser consciente que todo el presupuesto
va dictado a personas. El presupuesto no es una herramienta
financiera, es el marco donde se establecen los objetivos de
política económica, de redistribución de renta y los objetivos
políticos. Si estamos convencidos, como lo estamos, de que la
igualdad es mejor para la economía, todo el presupuesto ha de estar
al servicio de ese objetivo. ¿Cómo se hace? Revisando partida a
partida, programa a programa y viendo que va dirigido a personas, es
decir, hombres y mujeres. Luego, dando un salto cualitativo en la
información para reflexionar sobre si el objetivo marcado se está
consiguiendo o no.
- ¿Por ejemplo?
- Políticas de
fomento de empleo. Estamos diciendo que es importante actuar en la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo, porque todos
sabemos la tasa de paro de la mujer es el doble que la del varón. Si
no miras las cifras con esta perspectiva puedes ver que hay
muchísimo dinero dedicado a fomento de empleo, luego parece que se
está consiguiendo el objetivo. Pero si estudias a quién va dirigido
ese dinero aparece que son mayoritariamente hombres y no mujeres.
Tienes buena intención pero con malos resultados. En el informe del
2007 esta situación se ha cambiado radicalmente. ¿Por qué? Porque
dar luz sobre esa cuestión permite orientar mejor y reflexionar
sobre si estás consiguiendo aquello que quieres con el
presupuesto.
- ¿Cuáles son las principales conclusiones o las
grandes magnitudes donde se aprecia las diferencias de
género?
- El informe tiene tres partes. La primera, que
llamamos «la igualdad en la realidad» está plagada de información
sobre la representación de la mujer en los órganos de poder, en el
poder público y en el privado, entendiendo como tal las cámaras de
comercio, las grandes empresas, las universidades, la mujer en el
mundo del empleo, las tasas de actividad, las tasas de paro y empleo
de la mujer comparadas con otras comunidades autónomas, con España y
con la Unión Europea.
- ¿Y qué se ve?, ¿se puede decir que
traza un «mapa de la desigualdad»?
- Se ve perfectamente cómo
la mujer tiene una diferencia importante con respecto al varón.
Tiene menos tasa de actividad, aunque progresa. La mujer
fundamentalmente es población inactiva, sobre todo amas de casa,
porque en el caso de los hombres los inactivos son los pensionistas,
se ve cómo retributivamente la mujer gana menos, una media de casi
3.000 euros al año menos, algunos creo que dicen que hasta 5.000
euros menos al año por el mismo trabajo; se ve que además la mujer
se incorpora en puestos de peor calidad que el varón, o sea se
incorpora menos, en puestos de peor calidad, y cuando se incorpora,
aún teniendo mejores acreditaciones formativas no se mueve en el
desarrollo hacia lo que sería puestos de mayor responsabilidad de
acuerdo con el nivel de formación que corresponde. Eso se ve
claramente. La formación de la mujer es mayor que la del varón, en
igualdad de condiciones. Este informe pone de manifiesto es que hay
que hacer algo en relación con lo masculino
- ¿Cómo?
- Porque si no es normal que la mujer no se incorpore al
mercado de trabajo con sus plenas potencialidades, tampoco lo es que
en el hombre estemos perdiendo. Los varones están con menos tasa de
idoneidad, acaban menos sus estudios, tienen mayor nivel de fracaso
escolar, acceden en menor cantidad a la universidad y salen menos
licenciados. Luego hay también un problema muy importante, porque es
capital humano, es la principal riqueza de un país y eso son hombres
y mujeres. Hacemos siempre énfasis en la igualdad de género en la
mujer porque es la desigualdad más manifiesta, pero aparecen estos
otros elementos importantes.
- ¿Cuál es entonces la
situación-tipo de la mujer trabajadora andaluza, según los
datos?
- Igualdad en la educación, incluso mejor formación;
mucha desigualdad en el empleo y se ve también perfectamente en el
informe cómo llega al empleo y no asciende, no se sitúa
razonablemente en aquel puesto que puede desarrollar. Sobre todo
ello hay miles de números en el informe, pero lo importante es que
desde el año 2006 estos números están medidos y se pueden ir
midiendo año a año.
- La segunda parte del informe revisa a
fondo los presupuestos ¿qué aporta ese análisis?
- El
presupuesto tiene 18 políticas y 14 de ellas tienen indicadores,
todas salvo las referidas deuda pública, participación de las
corporaciones locales, etc. Se han revisado 89 de los 133 programas,
el 67% del presupuesto. Hemos visto, programa a programa cómo
afectan los indicadores a hombres y a mujeres y se han planteado
objetivos desagregados por sexos. Todos estos: fomento del empleo,
política de emprendedores, becas a los colegios, formación, deportes
Que no hablamos nunca de deportes y se está viendo cómo si las niñas
y los niños están igual en los colegios, luego en los premios, en
las convocatorias que hacemos de becas la mujer caiga como de arriba
abajo. Seguimos pensando que el mundo del deporte es
fundamentalmente masculino. La desigualdad se ve en cualquier palo
que toques. Hasta ahora hemos tenido un gran impulso de práctica de
la justicia, hemos opinado sobre si nos parece justo o no. Pero con
este trabajo estamos pasando de opiniones a datos, y tenemos que
movernos en relación con lo que la realidad nos está mostrando y
dejarnos de opiniones.
- Se ha visto cómo las políticas
sanitarias se hacen con prejuicios de género, en función de las
patologías masculinas y no de las femeninas. ¿Hay algunos
indicadores en este sentido?
- Por ejemplo, en el tema
cardiovascular, lo he leído muchísimas veces porque ha habido muchas
protestas sobre eso, lo que se dice es que cuando haya estudios
sobre incidencia y hábitos, no se haga una muestra de la población
sin más, que se mire a hombres y mujeres, para ver las
particularidades de cada sexo. No estamos acostumbrados a eso. ¿Por
qué? Pues porque muchas veces los que plantean los programas de
investigación son mayoritariamente hombres, y lo ven desde su
óptica. En el Consejo Superior de Investigaciones Científicas la
presencia de la mujer es testimonial.
- Otro asunto es la
feminización de la pobreza ¿aparece en el informe?
- No se
cuantifica la pobreza, pero se da información que la explica: las
mujeres están accediendo con más dificultad al empleo, al empleo de
peor categoría y peor pagadas. Además, el modelo de familia ha
cambiado, hay muchas monoparentales, en su mayoría de mujeres que
vienen de una separación, si encima no están trabajando, todos esos
datos indican que la mujer está dentro de una renta muy inferior a
la media de un varón. Y con muchos menos protección social porque
los derechos que ellas tienen no son propios, son derivados. Las
pensiones no contributivas, las de aquellas personas que están en
situación de mucho desamparo, mayoritariamente son mujeres. Entonces
claro que la cara de la pobreza tiene cara femenina. Esa es la
realidad.
- ¿Cree que las grandes empresas van a implantar la
paridad en los consejos de administración?
- Yo espero que
sí, y sé que es difícil porque el sector público progresa muchísimo
y el sector privado muy poco. Yo creo que poco a poco los medios de
comunicación, que cada vez le prestáis más atención y veis con más
claridad este tema hacéis una labor de preguntar, exigir y poner en
cuestión cuando las decisiones no son coherentes, entre toda esa
masa de opiniones haremos que las cosas vayan cambiando.
- Es
cierto que las mujeres sacan mejores notas y están mejor preparadas
y también que ocupan menos puestos de responsabilidad ¿A qué lo
atribuye?
- A muchas cosas: cuando un empresario contrata a
una mujer casada lo primero que piensa es: «no sé si hacerlo o no,
porque va a tener hijos, me va a costar dinero», aunque no sea así.
Pero cuando contrata a un hombre casado dice: «es un hombre
estable». Si estar casado es un valor en un caso ¿no lo es en otro?
Además, la mujer trabajadora que ha de atender su casa vive la
igualdad como una doble jornada, con lo cual a veces también se lo
plantea. Por otro lado, tal como están los incentivos fiscales y los
servicios sociales, a veces la que quiere trabajar termina por
rendirse, porque piensa que no le compensa.
- ¿Entonces,
qué?
- Necesitamos servicios públicos mejor estructurados,
más guarderías con más larga duración la Ley de Dependencia va a ser
nuclear, porque su apoyo a la familia va a ser sobre todo a la
mujer. Hemos de tener cada vez una mayor claridad, todos, de que la
igualdad es buena para la economía. A partir de esta idea, la
existencia de estos servicios públicos generarán negocios, empleos,
impuestos y vamos moviendo piezas, entre ellas también la
fiscalidad, para incentivar que la mujer trabaje, que, como en el
caso de los hombres, sea inconcebible tener una carrera o estudiar y
no trabajar.
- ¿Qué incentivos en materia fiscal se
contemplan o son posibles?
- Cuando se tributa
conjuntamente, la renta del segundo perceptor, habitualmente la
mujer, tributa del tipo marginal más alto, de tal manera que el que
percibe tiene la idea de que una gran parte de su sueldo se va para
impuestos. Si además tiene que pagar ayuda en casa, si tiene hijos o
personas mayores a su cargo, termina viendo es que su sueldo mengua,
que no le compensa irse a trabajar, con el agobio añadido de la
doble jornada. Pero la mujer tiene que darse cuenta de que pierde
capacidad para tener su paro, su pensión y si se produce una
separación o un divorcio, no tiene ningún elemento propio sobre el
que moverse. Hay que pensar muy bien cómo se sitúan los incentivos
en la economía para que el mensaje que transmitan no sea el
contrario de lo que se desea obtener. Si tú quieres lograr pleno
empleo, más productividad, que las mujeres se sitúen donde tiene que
situarse, que eso sea más impuestos, más servicios, y que todo eso
vaya haciendo el cambio en el que se vaya equilibrando más la vida
familiar, la personal
- ¿Y las bajas maternales?
-
Hemos luchado mucho por que las mujeres tuvieran cada vez más tiempo
de descanso maternal, sin embargo yo creo que es muy importante
hacerlo ahora por el derecho de paternidad y que el disfrute de la
baja sea igual para hombres que para mujeres, porque eso hará al
empresario neutro, ¿a quién contrata con respecto al coste? Todo
esto no se puede conseguir ni en uno ni en dos, sinceramente ni en
10 ni en 15 años, los países que lo tienen claro han tardado más de
30 y 40 años, pero estamos dando ahora mismo en Andalucía y en
España, pasos correctos en ese sentido.
- ¿Habrá alguna vez
sueldo para el ama de casa?
- No soy muy optimista. aunque
es importante cuantificar lo que aportan. Concretamente el Instituto
de Estadística de Andalucía está haciendo un estudio sobre la
incidencia que tienen en la economía.
- El pensamiento
patriarcal ¿se removerá a base de números?
- Yo sé que es
difícil, porque a las mujeres nos parece que las cosas siempre son
muy lentas porque es un tema tan justo y tan obvio tan evidente,
pero cuando uno echa la vista atrás se ve la evolución y a partir de
ahora, tras el compromiso de la cumbre de Lisboa, será más rápido.
En cualquier caso, los cambios de mentalidad cuestan tiempo,
generaciones. Una persona a la que aprecio mucho me decía que un
país es plenamente democrático cuando al menos dos generaciones han
vivido y han muerto en democracia y este país todavía no ha pasado
ninguna generación. Cambiar elementos culturales tan arraigados no
se hace de la noche a la mañana, pero yo estoy segura que mis hijas
y las hijas de mis hijas verán otro mundo muy distinto en este
campo.
- ¿Y cree que ellas están tan comprometidas o cree que
hay una cierta regresión en la conciencia feminista, en la lucha por
la igualdad?
- Yo creo que no. Ahí estamos todas las mujeres.
Yo lo que veo es que cada vez los hombres son más conscientes de
ello, a mi me congratula ver cómo participan mucho más, cómo son
conscientes de que esa es una pérdida para ellos importante y están
también codo con codo luchando con nosotras, porque yo creo que esto
no es una lucha de mujeres, es una lucha de la sociedad, de los
hombres y mujeres de esta sociedad, por hacer una sociedad, una
Andalucía, más justa y mejor.